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José Martí

Serpientes veraniegas

 Hay situaciones que se repiten cada verano en el entorno granota y que marcan nuestras vacaciones


Las serpientes veraniegas granotas son un clásico del mes de agosto. Hay muchas y variadas que se vienen repitiendo con la precisión de un reloj suizo, como la inscripción de jugadores a cuentagotas hasta la tercera jornada por el tope salarial.


O la inevitable venta de jugadores en un club escaparate (característica también propia del conjunto vecino que no terminan de asumir sus aficionados). Esto provoca que no sepamos cómo queda cerrada definitivamente la plantilla hasta dentro de ocho días. Ahí tienen a Pablo Martínez desesperado por marcharse donde sea y como sea. Su máxima aspiración en estos momentos es salir, como si aquí estuviera esclavizado o maltratado. No queremos en nuestro vestuario a nadie a disgusto. Pero lo que no va a aceptar el presidente Pablo Sánchez, quien se está destacando como un gran negociador (la “Operación Dani Gómez” es de maestro), es venderlo a un rival de Segunda o regalarlo a uno de Primera.


Más clásicos veraniegos: acudir al Ciutat desde nuestro lugar de veraneo como otro de los grandes planes familiares de estas fechas que nos recuerda que a veces la vida es agradablemente redonda, sobre todo si en la primera jornada has logrado los tres puntos demostrando personalidad e identidad propia en un campo difícil como El Molinón.


Acudir al Ciutat desde nuestro lugar de veraneo es otro de los grandes planes familiares clásicos de estas fechas

Lo único negativo del ilusionante partido del sábado contra el Cádiz y el regreso de Paco López es que nos avisa de la proximidad del final de las vacaciones. Cuesta decirlo, pero si en algún momento no se acabasen, ni vacaciones serían. Aunque una victoria frente a los gaditanos haría más llevaderos esos días finales e incluso hallaríamos cierto placer en regodearnos con la clasificación. Así nos olvidaríamos de otro clásico veraniego de los últimos tiempos como es el buen inicio de temporada para ir estropeándose progresivamente.


Otro clásico tradicional del verano que se viene repitiendo en las últimas temporadas: estar encantados con el (nuevo) entrenador en espera de que la competición alcance velocidad. Nos pasó con Nafti, con Calleja y ahora con Calero. Esperemos que a la tercera vaya la vencida y con el técnico madrileño logremos el objetivo.


Más: el anuncio de un fichaje de un jugador “random” a última hora del día 31 que luego nunca llega a consumarse; el precario estado del césped del Ciutat recién replantado tras los conciertos estivales; o las nuevas equipaciones.  


Son noticias con fecha de caducidad acotadas al uno de septiembre. Aunque para algunos temas da lo mismo que sea verano o invierno. Hay serpientes de estas que enredan todo el año y no hibernan, como sí hacen muchas de verdad (¿no es cierto, José Luis?), y ante las que solo cabe tener paciencia. Mucha paciencia. O no.

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