Queremos que vuelva aquél Calero optimista del todo va a salir bien que traslade entusiasmo y convicción a los jugadores.
“Cómo hemos cambiado, que lejos ha quedado” cantaba Presuntos Implicados sin, necesariamente, estar pensando en Julián Calero quien ha visto cambiar su entusiasmo inicial de hace apenas medio año por una cierta resignación; su convicción por las dudas; seguridad por incertidumbre.
Hemos pasado del “todo va a salir bien” al “esto es lo que hay” motivado por una plantilla corta, algunos jugadores que no suman por diversas circunstancias y una prometedora chavalería que no termina de romperla por los miedos del técnico.
Calero asegura que sigue siendo el mismo. Entonces… ¿no sos vos, soy yo? Tampoco, porque nos llegan lamentos en el mismo sentido entre la afición. Empieza a haber cierto runrún con el míster. El entusiasmo mayoritario ha decaído hasta incluso escuchar algunos pitos cuestionadores en la grada, aunque sin llegar al esperpento de las Juntas del VCF.
Nos lo han cambiado. ¿Recuerdan ustedes cuando nos machacaba con que todo iba a salir bien? ¿cuándo lo de la mortadela? ¿del gran y desequilibrante Fabricio de antaño, ahora prácticamente subido en la escalerilla del avión a Brasil? Hemos pasado de los enfados por perder dos puntos en los últimos minutos a la alegría por rascar uno en el Belmonte.
Todo aquello que reprobábamos de Calleja se está volviendo a reproducir: conformismo, falta de ambición, como si el equipo jugara al ralentí y no pusiera toda la carne en el asador por miedo o falta de confianza en sus posibilidades.
El discurso de Calero es otro. Ha rebajado su verborrea tribunera hasta terminar asumiendo cierta resignación. Algo así como le sucede al equipo de mi hijo que, en vista del nivel de su Liga, se conforma con “ganar de vez en cuando”.
Nos decepciona. Creíamos que era un optimista patológico, pero la realidad le ha hecho reducir el tono y bajar a la tierra. En realidad, Julián, el fútbol es lo que nosotros queramos que sea.
Que alguien haga algo para que vuelva nuestro calvo favorito, aquél que no dejaba que nadie se relajara, con mando en el vestuario.
"Si el equipo cierra el año con una victoria frente al Huesca, estaría donde hay que estar, agazapado en el pelotón de cabeza"
Nosotros seguimos ilusionados con este equipo porque, pese a sus intermitencias, tiene fútbol y ofrece espectáculo cuando se pone a la faena. Es de los que mejor juega de la categoría, aunque arrastre el hándicap del gol. Con un buen delantero este equipo despegaría. Pero con Fabricio fuera, Espí muy verde, el excomandante en modo retirada deambulando por el césped y un "Romeiro" cuya máxima aportación es su entrega, resulta difícil marcar diferencias. Ojalá un refuerzo invernal.
A pesar de todo, llega el parón navideño y el equipo, si cierra el año con una victoria el domingo frente al Huesca, estaría donde hay que estar, en el pelotón de cabeza, agazapado en espera del último cuarto de Liga, cuando se decide todo. Cuando el equipo debe estar al cien por cien para sumar de tres en tres. Que sí, Julián. Vuelve a creer, hombre: todo va a salir bien.
La ilusión y la esperanza es lo más importante en estas fechas. Y en eso, a los granotas, no nos gana nadie. Feliz Navidad. Sí.
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