top of page
José Martí

No lo va a tener fácil

Empieza la era Danvila con numerosos factores en su contra y con el reto de evitar la ruina del club y ganarse a la masa social.


No lo va a tener fácil el nuevo presidente del Levante. Empieza con todo en contra: las cuentas financieras, la masa social, el modo dictatorial de acceder a la presidencia y su pasado como miembro destacado del anterior Consejo de Quico Catalán. Tiene complicado revertir estos hándicaps.


Desde la Fundación han pretendido justificar las prisas por las formas de la elección en la necesidad de una urgente inyección económica para poder inscribir a jugadores antes del viernes. Cierto. Pero tampoco se trataba de entregar el control accionarial a unos pocos y regalar el club al amiguete Danvila (Pepito para los íntimos).


Tampoco ha empezado con buen pie. Tan seguro estaba de su nombramiento (postergado unas semanas solo para mantener las formas, como confesó Furió) que ni siquiera apareció por las oficinas para defender su candidatura. Transmite poca transparencia. Cambió su propuesta de financiación sobre la marcha, tras el auto descarte de Boluda, y nada sucedió. Sus primeras palabras una vez elegido son argumentos manidos y pobres, como que ahora el club sigue en manos de levantinistas (en las suyas en concreto) y no ha caído en manos extranjeras, como si existiera alguna amenaza u oferta foránea que esquivar.


Con todo este bagaje entenderán que a casi ningún granota, más allá del entorno oficialista, nos gusten los derroteros del club, mal guiado por una Fundación que ha hecho dejadez de funciones (su presidente “florero” abandona cuando vienen mal dadas), y con un todopoderoso dirigente que se marcha (¿o no?) dejando al frente a su mano derecha, pese al erial en que ha convertido las arcas del club, al borde de la ruina y la causa de disolución.


El nuevo presidente del Consejo no podrá quitarse durante mucho tiempo la etiqueta de ser una mala copia y una extensión de su mentor. La grada está en su contra. De él depende revertirlo.

Nos gustaría no ser tan negativos. Intentamos ver algún aspecto esperanzador en la llegada de Danvila, pero nos cuesta. Nos lo han puesto muy difícil. Tendrá que trabajar para cambiar su desastroso desembarco. Por ejemplo, y aprovechando la marcha de Vicente Furió, promoviendo un cambio en los estatutos de la Fundación para que realmente sea útil, representativa de la entidad y tenga el control del club.


El nuevo presidente del Consejo no podrá quitarse durante mucho tiempo la etiqueta de ser una mala copia y una extensión de su mentor. La grada está en su contra. De él depende revertirlo. Nadie puede volver atrás en el tiempo y empezar de nuevo, pero cualquiera, hasta Danvila, puede empezar hoy y crear un nuevo final.

Notarán que la competición liguera empieza en apenas 48 horas y no hemos hablado de las expectativas deportivas, la desesperanzadora pretemporada o la plantilla en descomposición. Mi omisión puede atribuirse a cualquier cosa menos al olvido. En realidad, no queremos contribuir más al desánimo. No pretendemos encender las alarmas tras las preocupantes sensaciones de los partidos veraniegos. Dejemos que empiece a rodar la pelota. Tengamos algo de fe en Miñambres y el equipo de Calleja. Ellos son quienes tienen que sacar esto adelante en lo deportivo. Además, hay motivos para la esperanza: ya no están Rober Pier ni Son. Animémonos pues. O no.

コメント


bottom of page