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José Martí

Los pies en el suelo

La buena marcha del equipo y las excelentes prestaciones de muchos jugadores en el inicio de temporada han propiciado un ambiente de euforia en el levantinismo.

La euforia es mala consejera. Por eso el estado de felicidad que rodea estos días el entorno granota tiene el riesgo de hacernos caer en el conformismo de quien piensa que se ha alcanzado la perfección, que el margen de mejora es escaso o que ya se ha conseguido algo. Nada más lejos de la realidad. Llámennos cenizos o agoreros por ver el lado malo, pero preferimos ser prudentes, somos del Levante y siempre debemos ponernos en lo peor. Entiéndannos.


Analizar los errores y poner remedio es el único modo de seguir creciendo para afianzarse en la parte alta de la tabla hasta final de temporada; ser previsor ante las dificultades que puedan aparecer, también.


Disfrutamos los aspectos positivos de este gran Levante. Nos emocionamos con un ataque versátil, coral, creativo y lleno de posibilidades. Un equipo ordenado, competitivo, que transmite ilusión, confianza, ganas y entusiasmo.


"Hay que disfrutar del momento pero somos conscientes que todavía hay piezas del puzzle encajándose"

Es un grupo fuerte del que nos sentimos orgullosos, pero aun así todavía hay piezas del puzzle encajándose, con desajustes ataque-defensa. Quizás sea la consecuencia inevitable de ser tan ofensivo: máximo goleador de la categoría (catorce goles), pero no hay forma de dejar la portería a cero, siendo de los que más tantos encaja (nueve).


Nos entusiasmamos con la perla sevillana, Carlos Álvarez, pero sobrevuela el riesgo evidente de lesión al ser un jugador diana (los palos del rival se centran en él); que pierda su humildad ante tanto halago maradoniano, o se produzca su temido fichaje en el mercado de invierno (nos consuela pensar que su marcha no resulta tan sencilla al tener el Sevilla el 50% de sus derechos).


La plantilla es corta y está descompensada, especialmente en defensa. No queremos pensar qué sucedería ante una plaga de lesiones y tarjetas. Tampoco sabemos cómo respondería el imberbe fondo de armario.


Más factores para ser precavidos: a la marcha de Kocho con su selección en el partido frente al Racing de Santander se pueden sumar varios nombres que suenan con fuerza para la sub-21: Carlitos y Cabello, con el riesgo del virus FIFA sobrevolando.


Son dudas y situaciones que solo resolverán el discurrir de las jornadas y la marcha de la competición. De momento, disfrutemos el tiempo presente, del partido frente al Oviedo del domingo, porque el mañana no se puede anticipar. Estamos con Winston Churchill cuando dijo “soy optimista. No parece muy útil ser otra cosa”.


Sabemos que con Julián Calero todo va a salir bien porque no permite ninguna relajación, pero precisamente por eso hay que continuar trabajando y estar prevenidos para lo que pueda pasar en los meses venideros, cuando lleguen las curvas. Preferimos, de momento, rebajar la euforia y estar con los pies en el suelo. O no.

 

 

 

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