Aunque no lo parezca, estamos en el momento clave de la próxima temporada: el momento de armar el equipo y decidir con qué vas a competir.
La mayoría de entrenadores y directores técnicos dicen que el momento más complicado del fútbol son estos días de planificar la siguiente temporada.
Es el momento de las grandes decisiones. Tanto las de los futbolistas que no continúan, como los que van a llegar. Qué chavales valen para jugar en el primer equipo y de quienes te tienes que desprender definitivamente. A quien rescindes contrato en vigor aun perdiendo dinero porque no vale ni para pipas (no tienen por qué pensar necesariamente en Óscar Clemente) o quién quieres que se quede sí o sí, aunque no tengas dinero ni para pagarle las pipas (Alex Muñoz se marcha a la UD Las Palmas).
Aseguran que lo más difícil del fútbol es fichar, mucho más que entrenar. Y esa decisión debería correr, en último lugar, a cargo del entrenador. Él es quien sabe cómo quiere jugar y con qué instrumentos quiere contar para ejecutarlo. Aunque te traiga a su hijo como lateral.
Puede que pequemos de cierta ingenuidad. En el fútbol moderno actual, a determinados niveles, los clubes compran extranjeros y obligan a sus entrenadores a ponerles sacrificando a los jóvenes. Es un tema de representantes y comisiones. Ahí tienen al Real Madrid como ejemplo, desperdiciando joyas de la cantera a nivel mundial, futbolístas galácticos de otra dimensión, que terminan perdiéndose en sus propios regates (Dani Gómez). Bromas aparte, eso es otra cuestión.
Del nuevo inquilino en el banquillo se espera que lidere el grupo, lo gestione y asuma toda la responsabilidad.
A lo que íbamos. Julián Calero debe tener la última palabra sobre la llegada de los nuevos. Y, a partir de ahí, empezar a ponerse a trabajar. El entrenador (el buen entrenador) tiene que saber gestionar el grupo. Al estilo Mourinho, Guardiola, Ancelotti, Simeone… listo, inteligente. Se asume toda la responsabilidad y libera al equipo. Ese es el concepto de gran entrenador. Eso es lo que se espera del nuevo inquilino del banquillo granota.
Debe ser metódico, no dejar nada al azar, preparar todo antes de los partidos. El fútbol es un estilo, un entrenador, un vestuario y un estado de ánimo. Y el Levante UD, este grupo de jugadores, por lo que sea, todavía no ha conseguido quitarse la pesada losa del penalti en el minuto 127. Necesita resetearse, empezar de cero. Aire fresco.
Calero, cuando por fin llegue, debe primar el grupo, lo colectivo, la capacidad de adaptación, la identidad con un club diferente, planificar la estrategia de la plantilla… Dicen que el míster madrileño (que fue segundo entrenador de Lopetegui y luego de Fernando Hierro en la selección), además de priorizar mantener la portería a cero, se fija mucho en los detalles, hasta niveles increíbles.
Estas dos semanas son clave. Habrá que acertar en algún fichaje. Marcelino García Toral sostiene que “ahora es cuando armas un equipo y a finales de agosto valoras lo que puedes hacer y a lo que aspiras”. Todos tenemos claro a lo que debe aspirar el Levante, aunque sea a base de mortadela. Felipe Miñambres desde los despachos también. O no.
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